Aceite de palma colombiano: exportar a Europa sin deforestación ya no es opcional

Published on 8 de agosto de 2025

ACEITE DE PALMA

Aceite de palma colombiano: exportar a Europa sin deforestación ya no es opcional

La entrada en vigor del Reglamento (UE) 2023/1115 marca un antes y un después para el comercio internacional de productos agrícolas, y el aceite de palma colombiano está en el centro del debate. A partir del 30 de diciembre de 2024, todo aceite de palma que se exporte a la Unión Europea deberá demostrar, con evidencia verificable, que no proviene de tierras deforestadas después del 31 de diciembre de 2020. Ya no se trata de una buena práctica voluntaria: es un requisito obligatorio.

Colombia es el cuarto productor mundial de aceite de palma y el primero en América Latina. Su cadena productiva genera empleo, inversión rural y desarrollo en regiones históricamente marginadas. No obstante, el sector ha enfrentado cuestionamientos internacionales por su posible vínculo con la deforestación, especialmente en zonas de alta biodiversidad.

Ante esta nueva regulación europea (que exige trazabilidad geográfica precisa, documentación legal y declaraciones de diligencia debida), el país debe acelerar sus esfuerzos hacia una producción 100% sostenible. Esto implica no solo el monitoreo satelital y el uso de tecnologías de trazabilidad digital, sino también el fortalecimiento de políticas públicas y certificaciones como RSPO (Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible).

La buena noticia es que Colombia ya ha dado pasos importantes. Más del 30% de su producción cuenta con certificación sostenible y existe un compromiso creciente del sector privado por desmarcarse de prácticas nocivas para el ambiente. Sin embargo, el EUDR eleva el estándar: ahora cada embarque debe cumplir con requisitos técnicos y legales específicos para ingresar al mercado europeo.

Para los productores colombianos, especialmente los pequeños y medianos, este reglamento representa un desafío logístico y financiero. Pero también una oportunidad de posicionarse en nichos de mercado de alto valor, donde el aceite de palma sostenible es cada vez más demandado por consumidores conscientes y regulaciones estrictas.

El mensaje es claro: exportar a Europa sin deforestación ya no es opcional. Es el nuevo punto de partida para competir, crecer y proyectar al aceite de palma colombiano como un producto ambiental y socialmente responsable.